El cielo y el infierno

En "La Cabaña", película basada en el libro homónimo de Paul Young, hay una conversación en la que el protagonista le recrimina a Dios que le haya castigado, debido a su oscuro pasado,  con la desaparición y muerte de su hija, a lo que Dios le responde que está equivocado, que él no castiga, que cada uno lo hace a sí mismo,  porque a cada quien le basta con su propio pecado. Siendo esto cierto me atrevería a admitir que es verdad, que somos nosotros  quienes con nuestros malos pensamientos, acciones y neutras omisiones,  castigamos a otros y con eso a nosotros mismos, ese es el infierno que nos toca vivir en esta tierra.

 Los malos pensamientos y las malas acciones en contra de los que nos rodean conocidos o desconocidos, amados u odiados, es algo que nos mantiene en zozobra, generando cada vez más resultados negativos para nuestro cuerpo, mente y alma. El retardar el perdón, la liberación de las cadenas que nos atan a afecciones desordenadas, que por costumbre, flojera o inamovilidad de nuestra zona de confort no queremos o no podemos soltar, el no intentar bajar la cabeza ante los adversarios y el no verlos como lo que realmente son: Hijos del mismo Dios, no puede sino llamarse "Infierno"...¿Quien puede vivir en paz sin el perdón? ¿Quien puede llamar calma a permanecer en las maledicencias? No hay engaño en esto, el infierno lo armamos en la tierra.

Nos hemos acostumbrado a buscar un culpable para todo y la verdad es que con la alta carga de negatividad que  pueden llegar a tener  nuestras intenciones, acciones y operaciones,es más fácil culpar a Dios del  castigo que padecemos, que asumir completamente la responsabilidad en la construcción de nuestros propias calderas.

Por el contrario, cuando hemos probado la miel de la calma, de la tranquilidad, se debe al haber entendido que inclinados  hacia el bien es como se encuentra esa anhelada paz y que esta solo es posible con la ayuda de ese Dios al que algunos  creen castigador, pero que en verdad es todo misericordia y nos recibe, cada vez que lo buscamos, con sus brazos abiertos.


Hermanos, Cielo e infierno están en nuestras manos, teniendo la posibilidad, con la ayuda de Dios, de crearnos un mejor entorno poniendo atención y manos a la obra .


Willmary Comus



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