Hasta ahora hemos vivido como si nada, como si todas las acciones cotidianas, que en otros países son legal y moralmente condenableas, fuesen normales. Si el policía matraquea es normal, si la madre no enseña disciplina a sus hijos es normal, si la maestra no enseña a los alumnos es normal, si el funcionario público ejerce su cargo montándose encima de los usuarios en vez de servirles, como dice su nombre "servidor público" es normal. Si por cada trámite que hagas te piden "pal café", es normal. De esa normalidad hemos participado todos, queriendo o sin querer, conscientes o inconscientes porque resulta que esa es "nuestra forma de ser". Ahora el desorden es improcesable, nunca imaginamos que llegaría tan lejos y como siempre buscamos y seguimos buscando culpables, responsables y salvadores de nuestra país pero casi nunca nos hemos hecho, ni nos hacemos responsables de nuestra pequeña cuota en el desastre... Compatriotas, compañeros, hermanos venezolanos, ya es hora de admitir que los que están arriba, los que nos mandan no son sino la expresión de lo que somos.
Willmary Comus
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